“Leer un poema frente a la ventana,
es leérselo a Dios”.
A.L.V. (3-12-98)
Lidiar con mis recuerdos
me vuelve vulnerable
deberé aprender
a ser más imparcial y menos duro
el reproche es pésimo final
para esos juegos
porque lo hecho
hecho está
y debe tomarse como un cuento
me refiero a transformar el tedio
a conciliar la espera
hasta que viene el sueño
es común
aunque no siempre
tratar de apagar la almohada
confundirla con la tele
y que en los últimos tiempos
cene liviano
una antigua picardía
para evitar pesadillas
el recuerdo y la memoria
lanzan el conjuro
pulsan la tecla
y el pedazo de revoque
salta de la pared
primero es una fotografía
después son muchas
es decir
una caricia
que termina raspando hasta doler
es oportuno aclarar
lo del revoque es verdad
como con aquellas cosas del hogar
-el hágalo usted mismo-
junté coraje
algunos utensilios
y vestido de albañil
puse manos a la obra
es cierto
que cada casa es un mundo
y que a lo hecho pecho
y también que a pesar del oficio
lo extremadamente fácil
a veces se complica
así y todo resultó el emplasto
no quedó tan mal después de la pintura
renovación y cambio
-dije-
por las dudas
terminé colgándole un buen cuadro
de mis ocasionales visitantes
no cualquiera nota o lo sabe
convengamos que está bien
que sólo de entrecasa
deben quedarse ciertos hechos
lo malo del cuento y del arreglo
es que lo sé y lo sabe mi memoria
y por más que el esfuerzo sea compartido
no podemos ignorarlo
debajo del enduido y la pintura
detrás del cuadro
espía
asoma
un sutil parche insolente
que no entiende que a veces
a pesar de las ganas o el oficio
las recetas no sirven en la práctica.
Daniel O. Vangioni
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